
Luego de unos 15 minutos de intensa lluvia, el clima de a poco se iba apaciguando, pero las secuelas de la tormenta aún quedaban en el “verde” y fue el principal factor de la suspensión ya que los tres equipos (Chicago, Acassuso, que iban a jugar, y Defensores de Belgrano, dueño de la casa) no estaban de acuerdo. El canchero del dragón, mientras iba y venia esperando una resolución, declaraba ante la prensa verdinegra, “yo soy el primero que no quiero que se juegue el partido”, opinión lógica teniendo en cuenta que si hubiera pasado al revés nos estaríamos agarrando la cabeza para que no utilicen y destruyan nuestra cancha dos equipos que nada tienen que ver con nuestro club. Más tarde Ferreiro comentaba que Chicago tampoco quería jugarlo para preservar a los jugadores por el mal estado del campo de juego (recordemos que Christian Gómez llegó con lo justo) y porque al no haber grupo electrógeno se termina la luz natural y el partido tiene que detenerse, entonces para jugar algunos minutos, dañar la cancha y tener que pagarle los arreglos al club que prestaba las instalaciones, es preferible que no se juegue, mientras que la posición de Acassuso también era negativa ya que tampoco quería arriesgar a su equipo.

Pensando esta decisión de no jugar el encuentro, se pueden sacar puntos tantos positivos como negativos, por eso decidimos poner los dos puntos de vista. Empezamos con las contras, que para nosotros es sólo una, pero demasiado importante, y es que Chicago ahora tiene dos fechas menos que deberá jugar entre semana (contra Lamadrid sería el 21 de marzo) lo que provocará que el conjunto de Mataderos tenga una acumulación de partidos que no estaban esperados.
