UN RELATO A 10 MIL KILÓMETROS

El 9 de junio de 2001, Nueva Chicago logró el ascenso a Primera División en Córdoba ante Instituto. Aquel hito verdinegro fue muy festejado en Córdoba y, a la vez, en Mataderos. Pero también en el exterior, así lo vivió Alejandro Marcos en España.

Foto: @VicenMuglia

Todo hincha de Nueva Chicago tiene el 9 de junio como una fecha especial en su vida. Fue algo que marcó y dejó recuerdos de todos los colores. Quienes viajaron hacia el Chateau Carreras podrán expresar sus emociones una y otra vez, sin cansarse. Lo mismo quienes vivieron el encuentro desde Mataderos y luego salieron a festejar el regreso a la elite del fútbol argentino, por todo el barrio. Pero... ¿Cómo lo vivió el hincha de Chicago que en esa época se encontraba fuera del país? En Mundo Chicago, te lo mostramos a través del testimonio de Alejandro Marcos, un hincha que, como pudo, se enteró del ascenso a 10.000 kilómetros de distancia...

Junio del 2001, el país hervía a fuego lento el caldo oscuro que rebalsaría meses después con la renuncia del presidente Fernando de la Rúa y su retirada en helicóptero. Muchos empujados por la realidad del país socio económica y laboral, decidimos irnos al exterior en busca de un futuro mejor. 

El torneo de la B Nacional estaba en sus últimas fechas y Chicago buscaba un lugar en el Reducido para pelear por el segundo ascenso a la A. Seguí bastante aquella campaña que comenzó en Mataderos con aquel gol de penal de Oscar Gómez frente a Platense, y que vaya casualidad el mismo "Topo" cerraría con un golazo aquella noche que quedó grabada en mí para toda la vida.

En abril del 2001 dejé Mataderos con todo el dolor del alma. Mi familia, amigos, el barrio y Chicago, para partir a la ciudad de La Coruña, en España. Ese mismo fin de semana el "Torito" comenzaba a jugar el Reducido frente a San Martín de San Juan, en aquella época no era como hoy, la tecnología era escasa como para ver un partido por internet, y muy pocas eran las transmisiones que se podían escuchar a través de una web, la única manera que tenia era entrar al sitio del diario Olé y leer las notas y ver cómo había salido el partido. 

Con todos los nervios habidos y por haber llegó aquel sábado 9 de junio, aquella final de vuelta con el 1 a 0 en la ida, que nos ponía a sólo 90 minutos del regreso a Primera A luego de 20 años. Eran las 2 de la mañana en Coruña, ya 10 de junio, me instalé en un cyber desde las 12 de la noche, para buscar radios que dieran el partido o que la web de Olé me actualizara el resultado, pero nada me daba resultado, no podía saber que estaba pasando en Córdoba, y mis nervios y mi ansiedad iban creciendo. 

Cuando faltaban 10 minutos para que el partido finalizara logro conectarme a radio Continental, que estaba pasando los últimos minutos. Inmediatamente escucho que estaban empatando 2 a 2 y el ascenso estaba cerca, pero aún faltaba... 

Todavía recuerdo que en el cyber, chicas buscando canciones de Camarón, otras personas chateando, cada uno en su mundo, y en el mio solo pensaba en Chicago. Pero esto no habia terminado...

"¡GOOOOOOOOOOOLLLLL DE CHICAGO, LO HIZO EL TOPO GÓMEZ!", anunció el relator. Entonces,  salto de la pc con auriculares incluidos y como loco grito: "¡¡GOOOOOOL!!!". Es una mezcla entre un grito y un llanto, la gente se da vuelta, se asoma, me mira, y no entiende que me pasa. "¿Por que llora este tío?", se preguntan. Mira la pantalla, el teclado y llora. No comprenden que a 10.000 kilómetros, en mi lugar en el mundo, Chicago está por lograr un ascenso a Primera después de 18 años. 

Alejandro Marcos en Galicia
"Esperá, esperá", me decía una voz interior.  "¡Ganó Chicago!, y asciende a la A", anuncian en la radio. "La pu...madre que lo parió", ya no es grito, es llanto de emoción y felicidad. 

Al minuto de terminado el partido, me suena el celular. Era mi vieja, que me llamaba desde Mataderos. "Ale, Ale, es una locura todo esto, estoy en la puerta de casa, escuchá las bocinas, las bombas que tiran festejemos que Chicago vuelve a Primera, ¿Ale?, estas ahí", me pregunta.  "Sí, ma estoy acá, híper emocionado, no puedo hablar, tengo un nudo de emoción en la garganta y las lágrimas se me caen sin parar. Llamame en 10 minutos mami que no puedo hablar de la emoción", le respondí. 

¡El Ascenso se había logrado!

Podré festejar cosas similares a ese ascenso o algún día cosas más importantes, pero nada, nada, se va a comparar con lo que viví y sentí aquella noche del ascenso en Córdoba, estando a 10.000 kilómetros de la República de Mataderos. Esa noche, me recibí de hincha de Nueva Chicago para toda la vida.

Por: Alejandro Marcos