Nueva Chicago cayó ayer por la tarde en Mataderos 4 a 1 ante
un River Plate que no perdonó y las ocasiones que tuvo, las definió con gran
categoría para llevarse los tres puntos para Nuñez.
El conjunto de Rubén Darío Forestello dio su máxima entrega
y jugó al límite ante el último campeón de América. Con un planteo inteligente,
presionando la salida y apostando al error de una defensa que había sufrido
variantes, Chicago se hizo protagonista y contó con varias ocasiones de
peligro, pero la mala suerte en el remate de Masuero que pega en el travesaño,
y las malas decisiones a la hora de rematar cuando se está en el área rival, le
perdonaron la vida a un equipo de Gallardo que en la primera que tuvo, la mandó
a guardar tras un buen dominio de pelota de Alario que le realizó un sombrerito
a Massuero y luego, sin ponerse nervioso, fusiló a Nicolás Tauber. Minutos más
tarde el Millonario volvió a contar con una situación de gol, y el delantero
que había definido con gran categoría volvió a facturar. Era el dos a cero y un
baldazo de agua fría para el verdinegro que estaba dejando todo, pero en las
que fallaba, las pagaba.

Sin dudas es una derrota dolorosa en Mataderos, porque las
miles de almas que se hicieron presentes y aplaudieron al equipo al final del
encuentro, salieron del estadio con la sensación de que si, la fortuna por un
lado y la buena puntería del otro, estaban presentes, el marcador era distinto
y, sobre todo, favorable para Chicago. Pero esto es la Primera División y los
errores se pagan así. De más está decir que el verdinegro mejoró su
performance, pero deberá pulir detalles si quiere seguir manteniendo la ilusión
de mantener la categoría. Al fin y al cabo, no está muerto quién pelea…