NO SE QUIERE BAJAR

 Nueva Chicago consiguió ayer por la tarde-noche, un triunfazo en Tandil cuando visitó a Santamarina, uno de los mejores equipos de la categoría hasta el momento.
Tras el insólito empate ante Independiente Rivadavia en Mataderos, los dirigidos por Guglielminpietro llegaban con la sensación de que no se debería dejar escapar ninguna situación más, y por lo menos este lunes, se notó.

Desde el arranque con Federico Fattori como motor y conductor, más los aportes de Nicolás Gimenez y Matías Vera, Chicago se hizo dueño del medio e intentaba desbordar por las puntas, ante una defensa endeble y que tenía altura pero carecía de velocidad, punto que tanto Baldunciel como Aranda supieron aprovechar para entorpecer la salida del local.
El primero en dar el golpe fue Rodrigo Espíndola, que a los 14 tras capturar un tiro libre de Nicolás Gimenez, convirtió el primero del Torito y el primero con la camiseta verdinegra. Santamarina, golpeado por el arranque fallido, intentó ahogar a la visita, pero un Schonfeld por derecha y un Paschetta por izquierda de buena labor, más la seguridad a la hora de “cazar” centros de Alejandro Sanchez, fueron el motivo por el cual Chicago detuvo el alud en la primera parte.
En el complemento, lejos de quedarse en el molde Chicago aprovechó el nerviosismo y las falencias del fondo aurinegro. Aunque el resultado no hubiese sido el mismo si en cancha no se encontraba el punto más alto, hasta ahora, del campeonato verdinegro, Nicolás Gimenez. Fue él quién trabó en mitad de cancha, quién robó la pelota y quién eludió con dos quiebres de cadera a Silvio Iuvalé para luego definir al poste derecho de Emiliano Olivero que poco pudo hacer ante semejante misil. Un verdadero GOLAZO, que ponía a Chicago arriba, cómodo y como dominador del encuentro.
Los minutos parecían que no corrían y con el pasar del tiempo los jugadores visitantes fueron retrocediendo para salir de contra. Por el lado de los locales, nunca encontraron la forma de lastimar al Oso, ni de penal, luego de una mano de Juarez en el área que Lamolina no dudó en pitar, ya que el uno de Chicago se agrandó y volvió a tapar un tiro desde los doce pasos, esta vez estiro sus palmas hacia su derecha y contuvo la pelota en dos tiempos (NdR: creer o reventar, las tres veces que el conjunto de Mataderos ganó fue por 2 a 0  el rival no pudo convertir un penal a favor, un errado y dos atajados).
Con ese golpe anímico positivo para los del Guly y negativo para los de Coleoni, se cerró el encuentro, aunque el local pudo disminuir la desventaja a escasos segundos del pitido final, pero Espíndola la salvó en la línea.
Ganó Chicago y se festejó fuerte en Mataderos que ahora se vestirá de fiesta el domingo a las 14 cuando reciba a Talleres de Córdoba, el líder del campeonato.