Nueva Chicago venció 2-1 a Central Córdoba, en Santiago del Estero, con dos goles de Juan Sánchez Sotelo. El Torito logró la sexta victoria y es el único líder del torneo con puntaje ideal.
¿Lluvia? ¿Barro? ¿Charcos? Nada puede frenar a este Toro. Hace pie en los terrenos más hostiles, en ésos donde otros ceden. Es que puede parecer rodeado, cerca de ser domado y a punto de caerse, pero prevalece. Está desatado, con la mirada enfurecida en busca de el objetivo más soñado en la República de Mataderos. Y allí va, aferrado a la ilusión de lograrlo. En la noche de Santiago del Estero sufre, se repliega y espera. Sabe que cuenta con un lobo suelto en el ataque, que espanta a los rivales con dos goles que significan tres puntazos, seis victorias consecutivas y la punta en soledad.
Las condiciones climáticas y del campo de juego conspiraron contra el libreto de Chicago, basado en el juego al ras del suelo. No hubo manera de que la pelota circulara con normalidad. Debía esquivar el agua acumulada y la ausencia de pasto en algunos sectores. Y encima, Perazzo no contaba con Arnaldo González, el mejor jugador del equipo en los primeros cinco partidos. A pesar de los obstáculos y la ausencia del Pitu y Soto, el técnico mantuvo el esquema (4-2-3-1) con el regreso de Mater sobre la banda derecha y siguió Valdez Chamorro detrás de Sánchez Sotelo. Y en el medio volvió Teijo, tras la expulsión en Rafaela, en lugar de Miceli para reforzar la contención.
Central Córdoba tomó el protagonismo. A los 32 segundos, Javier Rossi reventó el travesaño con un remate, luego de ingresar sin marca en el área al aprovechar un rebote. Fue el aviso de una noche agitada. Ramírez y Vega se adueñaron de la pelota, mientras que Melivilo y Luján jugaron pie a pie ante Martínez y Vivas, respectivamente. Como Chicago no podía mantener la posesión, el Ferroviario parecía una locomotora. Desde los costados llegaban los envíos, pero no encontraban destinatarios. O si lo hacían, como a Rossi en el final del primer tiempo, apareció el palo para negar el gol. Otra vez los postes jugaron para el Verdinegro...
(Diario Panorama, Santiago del Estero). |
La llovizna incesante borró las líneas de la cancha y la falta de pintura demoró media hora el inicio de la segunda parte. Una vez que Ceballó hizo sonar el silbato la tónica fue la misma. Central Córdoba en busca del gol y Chicago agazapado. A la espera de la oportunidad. Y el Sánchez Sotelo hizo uso del olfato. Se jugaba el minuto 12 cuando tras una buena presión de Orfano sobre Díaz, Valdez Chamorro tomó la pelota y asistió al 9, que resolvió con calidad para el 1-0. Sí, el Lobo está...
El Ferroviario se desesperó por el empate. Coleoni mandó a la cancha a dos delanteros (Robles y Maldonado) por dos volantes (Ramírez y Pérez), mientras que Perazzo respondió con Miceli en lugar de Valdez Chamorro y luego entró Gomito -debutó en el torneo- por Orfano. El local tuvo el empate en los pies de Rossi, pero falló sobre la línea y el Toro no tuvo piedad. A los 27', llegó el segundo gol de JSS9, quien definió ante la salida de Taborda para el 2-0.
El riesgo y el sufrimiento no cedió. Central Córdoba continuó con la búsqueda de un gol, ante un Chicago que parecía inquebrantable. Maldonado no pudo empujar un centro de Rossi y al toque Micieli bajó al delantero en el área. Ceballos sancionó penal y Vera Oviedo cortó la racha invicta de Agustín Silva (alcanzó 532 minutos sin tantos). Tras el 2-1, el último tramo se tornó intenso, con el equipo santiagueño lanzado y la visita resguardada, con el arquero, Achucarro y Vivas como estandartes. Y se escuchó el bramido de un Torito desatado, feliz por volver a la cima y conseguir tres puntos fundamentales. En el barro, encontró oro.
-Autor: Fabián Rodríguez.
-Autor: Fabián Rodríguez.