Con un gol de Sánchez Sotelo y un doblete de Melo, Chicago consiguió un triunfazo en Córdoba ante Instituto. El equipo demostró carácter para afrontar las adversidades del partido, que tuvo enormes fallas arbitrales, y sigue prendido en la lucha por el título.
Por Fabián Rodríguez
Fue una victoria de locos. O de lobos. En fin, un Perazzo de triunfo para no dejar escapar a Sarmiento y seguir en la lucha por el título. Esta vez no sucedió en el Chateau Carreras (hoy Mario Kempes). Tampoco estaba en juego un ascenso y ni siquiera el rival contó con las figuras de aquel equipo de 2001. A pesar de que los contextos difieren, este 3-2 de Chicago sobre Instituto en Córdoba cuenta con algunas reminiscencias que van más allá del idéntico resultado de ese hito.
La Docta tiene un lugar importante en cada corazón verdinegro. Allí se lograron los ascensos a Primera en 2001, 2006 y 2014. Será el destino o una especie de romance místico que hace que el "Torito" pise fuerte -salvo algunas excepciones- en la capital del cuarteto. Y ayer se escribió otro capítulo. Un nuevo sábado de Gloria. Porque el 3-2 significó más que tres puntazos. Fue una demostración de carácter y de hambre. Una reacción tras la dolorosa derrota ante Santamarina en Mataderos.
Si el "déjá vu" es una experiencia que una persona siente como si se hubiera vivido previamente, este encuentro posee algunas conexiones con ése del 9 de junio de 2001. La primera tiene que ver con el arbitraje. Si bien no estuvo Daniel Giménez, Gastón Suárez y sus errores hicieron recordar al "Sargento". Es cierto, regaló un penal por lado y le costó llevar el partido, pero la gran diferencia es que hace 18 años a Chicago lo perjudicaron evidentemente. Ayer, hubo fallas por doquier. Pero esa mano cobrado a Fleita fue una perversión. De las que cobraba el chaqueño...
La segunda similitud se relaciona con el coraje del equipo. Si bien es otra época, distintos apellidos (el único que repitió fue Christian Gómez) y el nivel del rival, esta versión verdinegra soportó la embestida de Instituto y los fallos arbitrales. Hizo pie cuando parecía que se venía un nocaut. Allí se hizo grande el "Gorila" Silva, quien a puro reflejo mantuvo a Chicago en partido, cuando no se encontraban los caminos porque el local visualizaba espacios vacíos con Vegetti, Ellacópulos y Navarro. Volada a volada, el 1 frenó a la "Gloria".
Fue el arquero quien con un saque rápido -similar a Flavio Frangella en 2001- generó la jugada del tercer gol. Tras un cabezazo, Martínez asistió a Sánchez Sotelo, que no será un Topo (Gómez) pero escabó entre la defensa y metió un gol necesario, revitalizante. Apareció cuando debía hacerlo, un acto de goleador con sed tras ser relegado al banco. Y en el festejo (desahogo) se desató como el hombre lobo en luna llena. Una cuestión a controlar para una pieza fundamental.
Al momento de buscar más baluartes de esta locura, Alejandro Melo tiene una gran responsabilidad. Porque si bien la postura del equipo y la falta de un conductor lo perjudicó, el 7 bravo se encargó de desequilibrar con talento, temperamento e inteligencia. Con diagonales supo explotar las espaldas de la defensa local, a través de su personalidad ejecutó un penal caliente y a pura calidad de potrero metió un golazo para el 2-1, tras una jugada de Sánchez Sotelo. En estos cuatro partidos le aportó un plus a este elenco.
Otra vez en Córdoba, en esa tierra bendita, santa, el "Torito" sembró un triunfazo por las dificultades que enfrentó. Las propias y las ajenas. Nuevamente careció de elaboración y dominio del juego, pero sacó adelante el partido por la actitud colectiva, la capacidad individual y el acierto de Perazzo en los tres cambios, para mejorar un planteo inicial fallido. A ocho fechas del final, Chicago quedó a cuatro puntos de Sarmiento, con un partido menos y un duelo en Mataderos en la anteúltima jornada. Pero esa, será otra historia.
-Fotografía: Matías Corvalán para Minuto de Gol.
-Fotografía: Matías Corvalán para Minuto de Gol.