APROBADO

Chicago hizo los méritos necesarios y fue superior a Estudiantes de Río Cuarto, aunque debió conformarse con un empate en el debut de De Paoli. Con actitud y despliegue el equipo dejó otra imagen, aunque precisa con urgencia un triunfo.  


Mataderos tuvo una bocanada de aire fresco, una brisa renovadora. Rodolfo De Paoli logró contagiar de optimismo y convicción a sus jugadores. Este equipo, a pesar de los malos resultados, había demostrado cierta cuota de carácter, pero ante el elenco cordobés se produjo un plus, una mejora de varias piezas como las de Diego Martínez (por primera vez jugó de 6) y Valentín Viola, por citar dos casos puntuales. Estos más el habitual trabajo de Asenjo, la movilidad de Mater y el corazón de Juárez lograron otra postura colectiva.

Chicago fue el protagonista principal del partido. Más allá de sus limitaciones en la generación de juego, contó con las chances más propicias desde la pegada de Baima -hizo vibrar al travesaño en un tiro libre-, la sapiencia de Viola y la presencia de Asenjo en el área. El "Torito", a pesar de su carencia de fluidez y apenas contar con tres días de prácticas con el nuevo cuerpo técnico, acorraló con intensidad y presión al conjunto cordobés, que llegó a Mataderos en el tercer lugar de la tabla y con apenas una derrota sufrida.


En la segunda parte, Estudiantes se adelantó unos metros, disputó la posesión y probó con un remate de media distancia de Cainelli que pasó por arriba del arco. Sin embargo, el dueño de casa no se achicó y respondió rápido a través de su mejor jugador, Viola. El ex Racing metió dos derechazos que fueron desviados a puro reflejo por Adrián Peralta, una de las figuras del partido. 

Con el correr de los minutos y la paridad inamovible, De Paoli cambió el 4-4-2 inicial por un 4-3-3 con el ingreso de Santiago González por Miceli. El equipo sintió la debilidad del rival y fue en busca de la primera victoria en el campeonato. Y a los 37' llegó el 1-0 a través de un toque sutil de Asenjo, que aprovechó una gran asistencia de Viola. Delirio en la República. El barrio estaba de pie. 

La alegría duró 180 segundos. De Paoli preparaba el ingreso de Nelle para darle mayor contención al equipo, pero justo apareció uno de los grandes déficit de Chicago: la pelota parada en contra. Lo sufrió como ante Temperley y Platense. Tras un tiro libre en el que Cuello amagó, Vester sacó ventaja sobre el "Cata" Díaz y metió un cabezazo inatajable para Silva. Así quedó sellado el 1-1, pero los aplausos de la gente marcaron un cambio en el rendimiento del equipo y en la ilusión. 

Fotografía: Prensa Estudiantes de Río Cuarto.