EL AD10S

Christian Gómez ayer dio su última función en Mataderos ante una multitud que lo ovacionó de punta a punta en forma de gratitud por todo lo que significa el emblemático diez para el pueblo de Nueva Chicago. 






El partido por los puntos contra Atlanta tuvo diez minutos de jolgorio, de emoción y de felicidad para el fanático verdinegro. Es que adentro del campo de juego se encontraba él, una leyenda viviente que se retiraba como futbolista profesional. Cada alma que se encontraba en un colmado República de Mataderos, añoraba que esos escasos diez minutos sean eternos, como lo es Gomito.  

Desde el comienzo, hasta el cambio, todos pedían que la pelota pase por el máximo ídolo, y créanme que le bastó diez minutos para que demuestre porque era tan emotivo este encuentro, entre Gómez, la pelota y el hincha. Aquellos que peinan canas decían con sus ojos llorosos, “pensar que lo vi debutar ante Central Córdoba en mayo de 1992” y, por supuesto, inflaban el pecho en la popular, “ya desde ese entonces se veía que era diferente, todos sabíamos que se iba a convertir en esto”. Pero claro, lo que nadie se imaginaba es que su carrera iba a perdurar 27 años y que los más jóvenes también iban a poder disfrutar y deleitarse con su juego, como en el 2014, entre otros años, cuando fue clave para obtener el ascenso tanto a la B Nacional, como a Primera División frente a Gimnasia de Jujuy en cancha de Instituto de Córdoba. Christian Gómez logró unir al hincha longevo, con el adolescente. Tanto el más grande, como el más pequeño podrán juntarse, de ahora en adelante, en una mesa y contar anécdotas de un mismo jugador. 



“Fue muy lindo lo que me han hecho vivir acá en Mataderos. La verdad que fue algo soñado y va a quedar en mi memoria para siempre. Es el club del que soy hincha, el club que quiero”, declaró post empate ante Atlanta. Es que el simpatizante no paró de aplaudir y corear su nombre cuando llegó ese minuto diez, ese maldito minuto diez, en dónde se cerró una etapa, un ciclo que  nos dejó 108 goles, 435 partidos disputados y cuatro ascensos (dos a Primera División), cifras imbatibles para cualquier otro jugador. Sus números meten miedo, pero a sus 44 años, se lamenta de no haber podido llegar a ser el máximo goleador de la institución: “Lo pendiente fue llegar a los 116 goles, me quedé a ocho, pero bueno uno con todo lo que hizo es que esta más que feliz. Estar con tantos años acá en el club, con tantos partidos, no me puedo quejar, soy feliz”. Y si Christian, había que dejarle algo al resto… 

De esta manera se ha retirado un emblema, tanto de nuestro club, como del fútbol argentino y la nostalgia reina en estos días, ya que, como habíamos mencionado anteriormente, con él se van esas gambetas, esos goles imposibles de hacer, el sacrificio por llegar a cada pelota como si fuera la última, su gran liderazgo dentro de la cancha y así millones de atributos que serán difíciles de conseguir pero, ojo, no imposible.


Desde este espacio queremos agradecerle por todo lo que ha dado y esperamos que en un futuro, no muy lejano, vuelva a estar ligado con Nueva Chicago, pese a que por el momento no está en los planes de Gomito. “Ahora voy a disfrutar de muchas cosas que durante años no pude hacerlo por lo que es el fútbol. No pienso ser técnico por el momento, pienso como jugador todavía. Más adelante sabré lo que voy a hacer”, sostuvo antes de retirarse del estadio.

Que sea lo que desee ser, para nosotros él ya es eterno, ¡muchas gracias por tu magia! Te vamos a extrañar…