EL GRAN CAPITAN

El 30 de octubre de hace 100 años tuvo como acontecimiento un suceso inédito: la Selección Argentina se consagraba en Buenos Aires por primera vez de forma internacional. Y en Mataderos el festejo fue por partida doble, porque el capitán del campeón fue Emilio Solari, refuerzo estrella un año atrás en Nueva Chicago y figura del verdinegro durante esa década.

Solari junto al capitán de la Selección de Paraguay


Aquel Campeonato Sudamericano fue el primero de los 15 del palmarés albiceleste, actualmente en su versión de Copa América, sin contar los mundiales, algo que todavía no estaba en los planes de nadie, ni siquiera los Juegos Olímpicos habían incluído al fútbol en su repertorio, decisión que llegó poco después en 1924.

La copa, quinta edición en orden cronológico desde 1916, se disputó en Buenos Aires. Todos los encuentros se llevaron adelante en el mítico estadio de Sportivo Barracas, escenario emblemático de la época. El puntapié inicial de la competencia fue el 2 de octubre ante 20 000 personas en la victoria por 1-0 frente a Brasil.

El formato del torneo fue un cuadrangular todos contra todos. En la segunda jornada llegó un 3-0 categórico ante Paraguay, mientras que Uruguay hizo lo propio ante Brasil, esto dictaminó que en la última fecha se determinara el campeón de la copa. El 30 de octubre, con 35 000 personas presentes, Argentina se quedó con el trofeo y con su primer galardón internacional tras vencer por la mínima a los uruguayos, en un match lleno de suspenso y emotividad. La importancia de esta copa fue clave para apuntalar la popularidad del fútbol en todo el país.

El gran capitán, Emilio Solari, quien disputó los tres encuentros, fue el primero de una lista prestigiosa de nuestros campeones continentales. Justamente el último capitán, Lionel Messi, tuvo que esperar décadas para poder pertenecer en dicha nómina.


Emilio Solari nació un 4 de enero de 1900 y se inició futbolísticamente en los potreros de Dock Sud. Llegó a River Plate y debutó en 1918 en una derrota ante San Lorenzo de Almagro. Con el conjunto de La Boca (todavía estaba afincado en ese lugar) acumuló 18 partidos y fue subcampeón de Primera División y de la Copa Competencia, ambos torneos disputados ese año. En 1920 recaló en Nueva Chicago para reforzar al debutante verdinegro en la élite del fútbol argentino. Hizo su estreno con la verde y negra nada más ni nada menos que contra Boca Juniors, en una derrota por 2-0 en cancha de Del Plata.

El capitán se adjudicó, al igual que en River, dos subcampeonatos más pero con el Torito: Primera División 1925 y Copa Competencia 1921. Durante su estadía por Mataderos fue convocado con habitualidad por el seleccionado nacional, incluso estuvo presente en el famoso partido de 1924: el día del gol olímpico. Ese encuentro "amistoso" es recordado porque Uruguay venía de obtener la medalla de oro en los Juegos Olímpicos y la rivalidad ya era una realidad, es por eso que el tanto de Cesareo Onzari ejecutado desde un tiro de esquina fue bautizado como "gol olímpico".

En el verdinegro jugó 124 partidos y convirtió cinco goles: frente a Sportivo del Norte (hoy Colegiales, en 1921), a Argentinos Juniors (en la Copa Competencia 1921), a Boca Alumni, Porteño y All Boys (los tres en 1923). Su puesto habitual generalmente era, en términos modernos, un volante por la izquierda de contención más que de juego.

Producto de una enfermedad falleció en noviembre de 1930 con unos jóvenes 30 años. Según cuenta una publicación de El Gráfico de 1938, Emilio murió pobre y olvidado, con pocas personas asistiendo a su lecho de muerte. Es por eso que desde Mundo Chicago queremos revalorizarlo y mantenerlo vivo en la memoria, por ser después de Sergio Varela, el primer gran capitán y el único jugador activo en Nueva Chicago en consagrarse con la Selección Argentina.