
La valoración al trabajo de Guede excede al exitismo resultadista que tanto mal le hizo a nuestro fútbol. Sería oportunista elogiarlo sólo por el hecho de que Chicago va a salir campeón de la Primera B Metropolitana. El éxito de su labor radica en haber podido llevar a la práctica su ideología futbolística. Del pizarrón al verde césped. Para cualquier entrenador, más allá de alguna vuelta olímpica, la mayor satisfacción es conseguir que su equipo juegue de la forma en que él pretende. Este plantel supo entender la propuesta. Se adaptó, en base al convencimiento que él debió transmitir, a una filosofía cuya receta contiene una buena dosis de audacia y también de estética. Porque importa el fin, por supuesto. Pero también los medios para lograrlo. Está comprobado que hay distintas formas de llegar al triunfo, pero sin dudas tiene otro sabor cuando se transita hacia el objetivo por el camino del buen gusto. César Luis Menotti decía que el mejor entrenador no era aquel que ganaba un campeonato sino el que era capaz de potenciar las virtudes y disimular las carencias de sus futbolistas. Eso hizo Guede. Acá, algunos ejemplos:
1) Adrián Scifo. Cuestionado, resistido... De ser un volante con recorrido pero sin profundidad ni lectura de juego se transformó en un carrilero que arranca de 4, aparece de 8 y termina de extremo. Es argentino aunque hoy parezca un lateral brasileño. Y aquellos silbidos y murmullos los trastocó por elogios y aplausos.
2) Christian Gómez. La influencia de Gomito también fue otro cambio radical que introdujo Guede en el equipo. Antes, si la pelota no pasaba por los pies del eterno ídolo, las posibilidades ofensivas de Chicago se reducían considerablemente. En este ofensivo 4-3-3 que pregona el técnico pero que muchas veces termina siendo un ultraagresivo 2-3-2-3, el crack de 39 años es determinante pero el equipo depende menos de su inspiración y talento. Para que eso ocurra existe un funcionamiento aceitado que supera el nivel de las propias individualidades.
1) Adrián Scifo. Cuestionado, resistido... De ser un volante con recorrido pero sin profundidad ni lectura de juego se transformó en un carrilero que arranca de 4, aparece de 8 y termina de extremo. Es argentino aunque hoy parezca un lateral brasileño. Y aquellos silbidos y murmullos los trastocó por elogios y aplausos.
2) Christian Gómez. La influencia de Gomito también fue otro cambio radical que introdujo Guede en el equipo. Antes, si la pelota no pasaba por los pies del eterno ídolo, las posibilidades ofensivas de Chicago se reducían considerablemente. En este ofensivo 4-3-3 que pregona el técnico pero que muchas veces termina siendo un ultraagresivo 2-3-2-3, el crack de 39 años es determinante pero el equipo depende menos de su inspiración y talento. Para que eso ocurra existe un funcionamiento aceitado que supera el nivel de las propias individualidades.

4) Los pibes. Que Melo entre y la rompa como extremo, que Barbona se haga cargo varias veces de la conducción del juego, que Baldunciel aparezca y sea influyente... Son algunos ejemplos de un semillero que aporta buenos valores a la Primera pero también es un mérito del entrenador al ubicarlos donde mejor rinden y cuando es necesario.
Los ejemplos son variados y los números están a la vista. En un torneo durísimo, con canchas mayoritariamente poceadas donde cuesta bastante ser protagonista a través de la posesión, con planteos rivales amarretes producto de la mediocridad general y del miedo a perder, Chicago sacó una enorme ventaja sobre el resto por haberse convencido de que en el fútbol, el que no arriesga, no gana. Por eso, no te vayas ni dejes de verlo... vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, Guede la mano...
Por: Vicente Muglia - @VicenMuglia
Por: Vicente Muglia - @VicenMuglia
Biografía:
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Vicente Muglia |
También trabajo en Radio Mitre, fue docente de ETER (entre
2009 y 2012), condujo 100% Independiente por Radio 9 y escribió “Gabriel
Milito, Historia de un Mariscal”.