GRACIAS TESTA


Leandro Testa colgará los botines a fin de Temporada y el ídolo tendrá éste sábado su partido despedida en Mataderos ante Crucero del Norte.
Este fin de semana, no será normal. Un gran jugador deja las canchas luego de una larga trayectoria, con varios recorridos en diversos clubes, pero sobre todo en Chicago. Un club al cuál llegó en el 2002 para comenzar a meterse en el corazón de los hinchas, como muy pocos profesionales lo han podido hacer. Luego del descenso en 2004, tras su primer ida del club el cabezón ya dió muestras de su grandeza al escribir la siguiente carta: “Hola, soy Leandro Testa y quiero por este medio tan difundido y leído, expresar todo el agradecimiento que siento por Nueva Chicago. Si bien es cierto que no me formé en este querido Club, me han hecho sentir uno más y esto comprende a dirigentes, cuerpo técnico, médicos, utileros empleados y jugadores, que en todo momento en que lo necesité, tuve su apoyo incondicional.
Deseo además, llegar con un agradecimiento muy especial a la hinchada, tan incondicional en situaciones buenas y malas. Siempre me han tratado muy bien y si acaso no he sido demostrativo en cuanto a lo que me brindaron, me disculpo, pues es mi forma de ser el perfil bajo.
Espero que entiendan que debo tomar otro rumbo, pero si algún día tuviera que elegir un club para terminar mi carrera, ese sería Chicago. Ausente o presente, lo estaré alentando todos los fines de semana.
Desde mi sinceridad y mi corazón, no cambien nunca la esencia de ese sentimiento. Es lo que los llevará a ser siempre de primera. Los abrazo a todos con un cariño muy grande y nunca los olvidaré.”
 Tras esta ida recae en Arsenal, pero al poco tiempo regresa al verdinegro, más precisamente en el 2006, dónde con la cinta de capitán fue uno de los baluartes de ese mítico Chicago campeón, que a pura hazaña logró el ascenso a la Primera División. La chance de volver a vestir la camiseta del torito en Primera era latente, pero horrores digirenciales le prohibieron a Leandro continuar en el club, la excusa fue que el aguerrido defensor “estaba roto”.
El tiempo puso las cosas en su lugar, y tras su paso por Ferro (2007 a 2011), volvió a nuestra institución, dejando el alma en cada pelota y con un objetivo fijo, volver a ascender con Nueva Chicago. Su voz de mando estuvo vigente en cada partido, su entrega contagió dentro y fuera del campo. Ya en su tercer ciclo se convirtió en un emblema, el “mimado” de los hinchas…
¿Pero porqué tanta idolatría por un defensor? Es cierto, la mayoría de “ídolos”, se destacan por grandes goles, excelentes jugadas o sus increíbles habilidades dentro de la cancha. Pero también existe otra parte en este juego, las ganas, la actitud, el dejar todo sin esperar nada a cambio, y sobre todo lo humano. Leandro Guido Testa, así como es de perfil bajo, siempre fue un agradecido al club y a sus socios y simpatizantes, ha ayudado en todo lo que se le pidió y en lo que no también, estuvo al lado de varios hinchas cuando éstos no pasaban el mejor momento en lo personal y por último siempre priorizó Chicago, los colores, antes que cualquier cosa.
Respetado y querido por todos, a los 37 años se retira el ídolo, que pudo haberse ido a mitad de Temporada, pero su ímpetu y ganas de sacar a Chicago de esta situación lo llevaron a seguir adelante, en busca de la salvación que lamentablemente no se pudo dar. Seguramente muchas cosas me han quedado en el tintero, cómo por ejemplo la mano suya que produjo el penal ante Chacarita, si había un jugador que no se merecía esa situación era él, pero el destino quiso que sufra unos minutos, ya que luego Monllor tapó el remate y una nueva frase se instauró en el club “Nunca, pero nunca, una mano de Testa podrá hacerle mal a Chicago”.
Leandro supo meterse en los corazones de todos los hinchas que el sábado estarán reventando sus gargantas al corear su apellido. Y sí, llegó la hora de devolverle algo a este emblema. GRACIAS POR TANTO CABEZÓN, Chicago nunca te va a olvidar…