Chicago ganaba y llegaba a la cima de la tabla, pero bajó la intensidad y Chacarita le empató en Mataderos. Así se cortó la evolución colectiva y quedó a uno de Sarmiento, el líder que hoy recibe a Quilmes.
Por Fabián Rodríguez
(Fotografías: Daiana Vitale y Andrea López)
Era el partido ideal para Chicago. Era la gran chance de convertirse en el nuevo puntero y presionar a Sarmiento de Junín. Era una oportunidad de afianzar el progreso colectivo exhibido ante Temperley y Mitre. Era ese encuentro que los corazones verdinegros esperaron todo el torneo por lo que significa Chacarita en los últimos tiempos y por el bajo nivel que demostró en el torneo. Y parecía que sería esa tarde esperada, pero el "Torito" no sostuvo el ritmo, le faltó fluidez y reacción, así se quedó a mitad de camino entre la pretensión y la concreción y se le escapó el triunfo.
¿Por qué Chicago no logró la victoria? En primer lugar porque hubo una merma en el rendimiento colectivo. No mantuvo la intensidad demostrada en la goleada ante el "Gasolero" ni el circuito de juego que desarrolló en Santiago del Estero. Ayer, el equipo de Walter Perazzo tuvo pocas sociedades en los metros finales, hubo -en demasía- intentos individuales frente a un rival que se mostró vulnerable. A pesar de no jugar bien, el "Verdinegro" ganaba sin inconvenientes porque el "Funebrero" no tenía respuestas futbolísticas ni anímicas. El partido se prestaba para un triunfo sin grandes obstáculos.
Desde el inicio, el dueño de casa mostró carácter y salió decidido a llevarse por delante a la visita. Melo fue incisivo por la derecha y por ese sector se abrió el marcador, luego de una jugada que nació en un lateral. Vivas le pasó el balón al "Loco", quien envió un centro que fue rechazado y allí apareció el 4 verdinegro para fusilar al debutante Bruera. Luego del 1-0, Chicago mantuvo el dominio -sin profundidad- y con fallas en las determinaciones, en las que hubo marcada inclinación individual. "Nos apresuramos y tomamos malas decisiones", describió el entrenador luego del encuentro.
Una regla ímplicita del fútbol sostiene que un equipo que no juega correctamente se desgasta el doble. Y eso le ocurrió a Chicago. Realizó un gran trabajo físico en busca del protagonismo, pero gastó energías en jugadas que terminaron en malas resoluciones. Entonces, se notó el cansancio en los jugadores desequilibrantes -léase Melo y Arnaldo González-. El equipo quedó partido, sin conducción y con poca movilidad para generar riesgo, lo que generó más trabajo para Teijo y Miceli al momento de recuperar.
Patricio Pisano, técnico de Chacarita, entendió esa falla y metió cambios ofensivos en busca del milagro. Juan Cruz González creció en el partido con sus subidas por la derecha y coronó su buena tarde con un desborde, que incluyó un enganche ante Presedo, y un zurdazo que encontró al ingresado Elías Alderete, que convirtió el 1-1. Y más tarde, el mismo González sacó un remate de media distancia que Silva rechazó con una gran volada.
Perazzo buscó una reacción con doble cambio: Christian Gómez y Franco a la cancha por Pitu González y Miceli. Hubo una leve mejora, con "Gomito" de conductor, aunque con escasa participación de los receptores. El equipo no encontró la estructura adecuada, más allá de un zurdazo cruzado del eterno 10 que pasó cerca de un poste. Más tarde, cerca del final, se creó una buena jugada que terminó con un gol de Sánchez Sotelo que fue anulado por posición adelantada del 9.
Otra vez se le escaparon puntos valiosos, como le había ocurrido con Santamarina en Mataderos y también con Mitre en Santiago del Estero. Aunque los rendimientos fueron opuestas al de ayer. Así, quedó a uno de Sarmiento, que hoy recibirá en Junín a Quilmes, que necesita sumar para evitar el descenso. Más allá de ese resultado, Nueva Chicago depende de sí mismo. Si gana los cinco partidos restantes, volverá a Primera División.