Independiente Rivadavia goleó a Chicago en Mendoza y dejó en evidencia los inconvenientes del equipo de Gastón Esmerado.
El pitazo final mostró la imagen de un equipo superado, abatido. La de un conjunto que sufrió el partido porque no hubo equivalencias anímicas entre uno y otro. Esta vez no existió esa reacción tras el primer cachetazo, como había sucedido ante Temperley y Platense. Chicago no pudo o no supo cómo hacerlo. Independiente Rivadavia, que llegaba con un promedio de tres goles recibidos por partido, lo goleó 4-1 en Mendoza, una provincia esquiva para un "Torito" que se volvió a Buenos Aires inserto en un escenario repleto de incertidumbre y cuestionamientos hacia Gastón Esmerado y el plantel.
Dos llegadas, dos goles. Independiente Rivadavia aprovechó las fallas defensivas del "Torito" y facturó doble en la primera etapa. Primero, Klusener anticipó a Fleita y asistió de cabeza a Sergio González, que convirtió el 1-0. Y en el final de los 45' iniciales llegó el segundo tanto local cuando Daniel Díaz intentó rechazar y la metió en el arco verdinegro, luego que Silva tapara un tiro cruzado de Mayorga, quien ingresó al área grande casi sin resistencia.
Chicago mostró muy poquito en el primer período, en el que el denominador común fue el pelotazo. Generó riesgo a través de la pegada de Baima, como lo había hecho ante Temperley (1-1) y Platense (1-1). El 10 ejecutó un tiro libre que Aravena, tras un pique, mandó al córner. Y luego, con el 0-1, sacó una volea que pasó cerca del arco. ¿El resto? Fricción y casi nada de intento de juego, más allá del mal estado de la cancha.
La "Lepra" no le dio oportunidad de levantarse a Chicago, que contó con el ingreso de Araujo por Miceli y mandó a Mater al medio. Así el equipo quedó desbalanceado y partido. A los dos minutos, Silva tuvo una doble atajada para evitar el 3-0. Sin embargo, 120 segundos después ese tercer gol estaba al caer y así sucedió a través de Marchioni.
Si bien el "Verdinegro" logró el descuento parcial de Horacio Martínez, la debacle estaba marcada porque había un descontrol táctico. El medio no contenía ni generaba juego. Y esos espacios los aprovechó Independiente Rivadavia, que mediante Palacio -ingresó un rato antes- sacó un tiro cruzado que superó a Minaglia, que reemplazó a Silva debido a un mareo.
Una derrota dolorosa (y vergonzosa) para el "Torito", de ésas que en una cuarta fecha debilitan el ciclo de un nuevo entrenador. El "Gato" tendrá que encontrar una rápida reacción porque el rendimiento colectivo -sólo se rescatan algunos chispazos ante Platense- está en deuda y preocupa de cara al presente y al futuro a largo plazo.